Armando Labrador, presidente del movimiento Cuba Primero, habla con voz pausada, pero firme desde su set de televisión en Miami. Empresario y filántropo, ha sido blanco de la Seguridad del Estado cubana, que ha publicado sus datos personales e incluso la placa de su auto.
En los últimos días, varios de los miembros de su organización —que viven fuera de la isla— recibieron notificaciones del régimen. Los citan al Ministerio del Interior, bajo amenaza de cárcel. "Una jugada extraña, dirigida contra personas que ni siquiera están en Cuba, pero que busca enviar un mensaje: el brazo de la dictadura puede alcanzarlos más allá de las fronteras", dice.
En el caso de Labrador, su nombre ha sido incluido en un listado nacional de terroristas que no tiene validez fuera de Cuba, pero que ha sido entregado a la Organización de Naciones Unidas.
“Esto es una telenovela que ellos escriben. El guión ya lo conocemos: al final quieren enjuiciarme a mí”, explica Labrador.
El chantaje de la lista negra
Hace más de un año, agentes de la Seguridad del Estado lo llamaron directamente, relata. “Me dijeron: ¿te gusta viajar a Europa? ¿quieres vivir tranquilo? Pues termina con Cuba Primero y te quitamos de la lista de terroristas”, recuerda. Su respuesta fue simple: no.
Desde entonces, las presiones han escalado. Fotos de su auto publicadas en redes, llamadas desde números internacionales, mensajes encriptados que intentan engañarlo con supuestos militantes que le piden dinero. “Todo eso lo hacen para que caiga, para que quede una prueba en mi contra, pero no lo han logrado”, dice.
Miembros comprometidos, incluso en prisión
Lo que más teme el régimen, asegura, no son sus apariciones en la prensa internacional, ni sus denuncias en redes, sino la red que Cuba Primero mantiene dentro de la isla. “Tenemos muchos miembros comprometidos. Incluso en las cárceles, hay militantes que siguen firmes, diciendo que deben pagar el precio de la libertad”.
A algunos de sus miembros los han acusado de lanzar proclamas y expuesto a condenas de hasta 10 años de prisión. A otros les fabrican nuevas causas justo cuando deben salir libres. “Es la vieja táctica de siempre: prolongar las condenas, inventar delitos, intentar quebrar voluntades”.
Una Cuba para todos
Más allá de la persecución, Labrador insiste en hablar de su proyecto. “Nuestro lema es claro: una Cuba para todos y por el bien de todos. Queremos un país libre y democrático. Sin libertad no habrá agua, ni electricidad, ni medicinas. La rebeldía nacional es el único camino”.
El líder de Cuba Primero sabe que sus palabras no gustan en La Habana. Pero tampoco parece dispuesto a suavizarlas. “Yo les he dicho en sus propias llamadas: no pierdan su tiempo, no voy a parar. Este movimiento va a continuar”.